![](https://puertaescenica.com/wp-content/uploads/2024/12/artista-hazme-el-favor2.jpg)
CARTELERA
Las Promesas Vacías y la Precarización del Gremio Escénico
Con cada cambio de administración en el ámbito gubernamental, especialmente en las Secretarías de Cultura, resurge una práctica que afecta directamente a los artistas escénicos: la invitación a trabajar sin contratos, bajo la promesa de futuras oportunidades laborales. Este fenómeno, que se repite en fechas clave como Día de Muertos o Navidad, no solo perpetúa la precarización laboral, sino que además erosiona la confianza en las instituciones culturales y politiza el arte, desviándolo de su esencia creativa y transformadora.
El espejismo de las promesas
Para los artistas emergentes, participar en convocatorias gratuitas puede parecer una oportunidad para mostrar su trabajo y ganar visibilidad. Sin embargo, esta práctica resulta insostenible para los artistas con trayectoria, quienes no solo aportan experiencia y calidad artística, sino que también dependen de contratos formales para su sustento. La frase “hazme el paro para presentarte y luego te contrato” ilustra la precariedad que enfrentan: una promesa que rara vez se concreta y que, en lugar de abrir puertas, suele dejarlas entreabiertas, alimentando la incertidumbre económica y profesional.
![](https://puertaescenica.com/wp-content/uploads/2024/10/fotografia-escemica-puerta-escenica.jpg)
Esta situación es particularmente grave en el contexto mexicano, la promesa de eventos futuros, en ausencia de un presupuesto asignado, se convierte en un mecanismo de manipulación que beneficia al político de turno, mientras que el artista queda en el olvido una vez terminado el evento.
Arte como propaganda: una práctica alarmante
El uso del arte y la cultura como herramientas de legitimación política ha socavado su autonomía. Al depender de las promesas de las administraciones, los artistas se ven orillados a alinear su trabajo con las agendas políticas. Esto no solo distorsiona el propósito del arte, sino que también fomenta un modelo donde las oportunidades no se distribuyen por mérito, sino por conveniencia política.
Para un artista, aceptar trabajar sin contrato tiene implicaciones económicas y emocionales. La precariedad laboral no solo reduce su capacidad para dedicarse de lleno a su disciplina, sino que también genera un desgaste que afecta la calidad de las producciones artísticas. A largo plazo, esto no solo empobrece al gremio, sino también al público, que recibe productos artísticos menos desarrollados y con menos recursos.
![](https://puertaescenica.com/wp-content/uploads/2024/12/artista-hazme-el-favor.jpg)
Existen algunos fideicomisos como son el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPCA antes FONCA) que beneficio a algunos artistas año con año, pero en varias ocasiones estos apoyos sólo se quedan entre algunos grupos o compañías. Ante estas prácticas, el gremio artístico ha comenzado a movilizarse. Exigir transparencia en el manejo de los recursos y la asignación de apoyos es un paso fundamental para romper este ciclo de precarización. Asimismo, la creación de espacios independientes y cooperativas culturales ha emergido como una respuesta al control político, ofreciendo alternativas sostenibles y dignas para los artistas.
El arte es un reflejo de nuestra identidad como sociedad. Despreciarlo o manipularlo con fines políticos no solo daña a los artistas, sino también a la comunidad que se nutre de su trabajo. Es hora de replantear las prioridades culturales y exigir un cambio estructural que respete y valore a quienes hacen posible el arte en todas sus formas.
Que este texto de opinión, sea una oportunidad para reflexionar sobre el impacto de las promesas políticas en el gremio artístico y cómo estas prácticas afectan no solo a los creadores, sino también a nuestra cultura.
![](https://puertaescenica.com/wp-content/uploads/2024/12/Santa-hazme-el-favor.jpg)
La Dignidad del Trabajo Artístico Frente a las Promesas Políticas
Con la llegada de una nueva administración y la temporada decembrina a la vuelta de la esquina, se reabre el debate sobre las invitaciones al gremio artístico para trabajar “como cuates”, sin contratos ni compensación económica asegurada. Estas prácticas, aunque disfrazadas de apoyo al arte, perpetúan una falta de respeto al trabajo escénico y contribuyen a la precarización del sector cultural. Será acaso qué ¿es momento de poner un alto a estas dinámicas?
El arte no es un favor, es una profesión
Es innegable que muchos artistas viven del arte y no tienen la posibilidad de trabajar gratuitamente bajo la promesa de futuras oportunidades. En un entorno laboral donde el sustento depende de presentaciones, talleres y proyectos, aceptar estas invitaciones sin remuneración representa no solo un sacrificio económico, sino también un desgaste emocional y profesional.
Pedir a un artista que trabaje gratis equivale a desconocer el valor de su esfuerzo, formación y dedicación. A menudo, estas peticiones están teñidas de un tono político donde el arte se utiliza como moneda de cambio, perpetuando una dinámica de corrupción disfrazada de apoyo cultural. ¿Aceptaríamos que se pidiera lo mismo a otros profesionales, como médicos, ingenieros o abogados?
Para erradicar estas prácticas, es crucial que los gobiernos establezcan políticas culturales claras y efectivas que incluyan:
- Financiamiento adecuado: Asignar presupuestos reales que garanticen la viabilidad económica de proyectos culturales y eventos.
- Contratos formales: Asegurar acuerdos laborales claros que beneficien tanto a los artistas como a las instituciones culturales.
- Diálogo abierto: Crear espacios donde los artistas puedan expresar sus necesidades y propuestas, promoviendo una relación transparente y colaborativa.
Estos pasos no solo dignificarían el trabajo de los artistas, sino que también contribuirían al desarrollo cultural del país, asegurando una oferta artística de calidad para el público.
Un llamado a la unidad del gremio
Como gremio, es momento de unirnos para exigir el respeto que merece nuestro trabajo. No se trata solo de decir “no” a las prácticas abusivas, sino de establecer una postura colectiva que defienda la profesionalización y el valor del arte. La cultura no debe ser vista como un recurso explotable, sino como un bien esencial que merece inversión y reconocimiento.
Ante esta realidad, surgen preguntas para reflexionar:
- ¿Qué medidas podemos tomar como gremio para evitar la explotación laboral disfrazada de apoyo cultural?
- ¿Cómo podemos establecer un diálogo efectivo con las nuevas administraciones para asegurar el respeto y la valoración de nuestro trabajo?
- ¿Qué rol tienen las instituciones culturales y los propios artistas en la construcción de un entorno laboral más justo?
- ¿Es el momento de crear alianzas y estrategias que fortalezcan la posición del gremio frente a las autoridades?
El arte es un reflejo de nuestra identidad como sociedad. Si no defendemos su valor, ¿quién lo hará?
Esperamos sus opiniones mediante nuestras redes sociales FB, IG o whatsapp.