Hay que aplaudir el coraje para retomar una de las obras de Lorca puesto que entrañan una enorme dificultad e incomprensión. Bodas de Sangre ha sido una de esas que huye de las definiciones;
Puerta Escénica
En el teatro hay que ser contundentes y NAVEGANDO EN EL HONEY BUNNY es una obra que entra en dicha definición. Con la dramaturgia y actuación de Joshua Sánchez, la dirección de Abdiel Degollado
Bajo su dirección Reyna consigue, en un texto dramático que desafía por la abundancia de elementos narrativos, dar cuerpo y carácter a cada personaje ahí mencionado.
La apuesta por el trabajo actoral justifica la unificación de vestuarios que hace pensar en la homogenización de jerarquías entre actores y personajes,
El trazo escénico es preciso y crea diferentes imágenes, algunas acertadas como la escena del baño y la de la prueba de embarazo que maneja un humor muy espontáneo; sin embargo, la energía inicial con la que empieza el montaje se va perdiendo a medida que pasa el tiempo y ciertas escenas no terminan de aclararse,
Este trabajo con el texto se ha aprovechado de sobremanera por la dirección, ofreciéndonos imágenes muy pulcras y momentos solemnes que crean en su conjunto cuadros muy estéticos y sobrios.
Si bien existen algunos atropellos en la modificación de los espacios que se sugieren a través del uso de maletas, los actores logran asumir distintas atmósferas, crear imágenes y organicidad, mismas que se ven empobrecidas no por la actuación, sino por la estreches del espacio que no permite a los actores un juego energético mayor ni una proyección de imágenes mucho más sostenida; esto además es una lástima pues el montaje bien podría presentarse en un espacio más amplio que pueda desarrollar las posibilidades actorales y al mismo tiempo las posibilidades de convivio.