fbpx

Puerta Escénica

Puerta Escénica es una agencia de noticias cultural y crítica teatral y cinematográfica.​ Noticias, entrevistas, crítica teatral, fotoperiodismo.

karla navega en el Honey Bunny

En el teatro hay que ser contundentes y NAVEGANDO EN EL HONEY BUNNY es una obra que entra en dicha definición. Con la dramaturgia y actuación de Joshua Sánchez, la dirección de Abdiel Degollado

CARTELERA

te-amo-fasuto-tercero-octub
te-amo-fasuto-tercero-2octu
{"visible_panels":"4","width":"850","height":"250","orientation":"horizontal","panel_distance":"0","max_openedaccordion_size":"80%","open_panel_on":"click","shadow":"false","autoplay":"true","mouse_wheel":"false"}

NAVEGANDO EN EL HONEY BUNNY

Para hacer teatro no es necesaria una gran producción, a veces sólo es cuestión de ser honestos con el público para que lo demás venga poco a poco por sí solo; que desde el momento en que se da sala, el espectador vaya siendo sumergido en una o varias atmósferas determinadas con sólo pocos elementos escenográficos, creatividad y mucha sencillez.

En el teatro hay que ser contundentes y NAVEGANDO EN EL HONEY BUNNY es una obra que entra en dicha definición. Con la dramaturgia y actuación de Joshua Sánchez, la dirección de Abdiel Degollado (quien también funge como el que da la introducción a la obra), Pasajeros de Caronte Teatro comparte en esta puesta en escena las experiencias de vida del actor-personaje, presentándose en el Teatro Renacimiento de Espacio 1900 los sábados a las 19:30 horas.

El espectador “navega” en los traumas no resueltos y sentimientos encontrados del personaje a partir de la celebración de un cumpleaños número 33. De ahí parte todo. La actuación por un lado es muy honesta pues establece un diálogo constante con el espectador, que participa activamente y se identifica con el actor en ciertas escenas, sin embargo, hace falta ver al actor arriesgarse y entregarse un poco más a la escena pues a fin de cuentas se trata de su vida y todo lo que lo lleva a estar en ese momento contando su historia al público. Maneja una buena energía en cada escena y mantiene un ritmo que fluye bien, haciendo que la obra sea muy ligera y disfrutable para el espectador si tiene mejores matices. El trazo es limpio, aunque el actor sólo se mueva la mayor parte del tiempo en un espacio reducido.

El hecho de que este monólogo haya partido de las premisas del teatro documental, da mucha pauta para jugar aún más en el escenario. Un indicador de que se puede lograr dicho juego es el trabajo en conjunto que se ha logrado entre la dirección de Abdiel y la actuación-escritura de Joshua, yendo más allá de las simples convenciones teatrales, sorprendiendo al público con elementos de utilería tan sencillos como el habitante del mar o los barquitos de papel en el mar de hojas azules, por poner ejemplos. El único elemento que aún no termina de encajar es la música que se supone sale del radio portátil y que podría resolverse de otra manera.

La publicidad de la obra dicta: “¿Cómo una persona puede terminar a la deriva y en medio de la nada?…” y citan a Eduardo Galeano: “¿Uno para qué escribe, sino es para unir sus pedazos?”. Al unir estas dos frases, es evidente que esta puesta en escena está buscando constantemente un lenguaje propio sobre el escenario.

Por Karla Ibarra