CARTELERA
Con la llegada de Diciembre, llegan también los festejos navideños: ponche, posadas, piñatas, cenas y comidas, son el común denominador en este mes, en donde la familia se reúne para conversar y volver a ver a ese ser querido que quizá en todo el año se mantuvo ausente.
Para el actor poblano es momento de desempolvar los trajes de diablos y ángeles, remendar los vestuarios de manta para los pastores y volver a sacar los guiones de obras decembrinas para re- aprendérselos, porque las pastorelas y todas aquellas obras que hablen del espíritu navideño, volverán a estar de moda y eso es lo que va a generar la riqueza y el sustento de aquí hasta el 6 de Enero. Niéguenmelo.
Teniendo esto en mente y adoptando también el espíritu de la Navidad, tomé la decisión de ir a ver la obra “Los fantasmas de Scrooge”, a cargo de Divertirse.com, una compañía artística ya conocida por muchos, si no es que todos, en la capital poblana que se dedica precisamente a la adaptación de clásicos infantiles de la literatura y, más recientemente, a películas para niños del sello Disney. Sin duda enfocarse a los más pequeños para que también tengan opciones de entretenimiento lo considero una apuesta ganadora. El teatro infantil es serio y arduo, aunque algunos despectivamente lo vean como un “género menor”, una curiosidad graciosa entre aquellos que se dedican al teatro, o una forma terrible de “infra-valorar el talento”.
Pero no ahondaré en estas opiniones, vamos de lleno con la puesta en escena. “Los Fantasmas de Scrooge”, se trata de una adaptación muy particular del clásico navideño de Charles Dickens “A Christmas Carol” (1843), comúnmente traducida en Latinoamérica como “Un cuento de Navidad”. En dicha trama se narra la historia de Ebenezer Scrooge, un viejo avaro que odia la Navidad y que en la víspera de ella recibe la visita de tres fantasmas que, con sus enseñanzas del pasado, presente y futuro, cambian en el protagonista la forma de ver a dicha celebración. Por supuesto, la historia es ya un clásico navideño mundial que no puede faltar en esta época. Con adaptaciones y versiones para el teatro, la televisión y el cine tan diversas que van desde la animación cuadro a cuadro, pasando por los dibujos animados, y películas live action o hasta por medios digitales, “A Christmas Carol”, es una obra imperdible en el imaginario popular de estas fechas.
La versión de Divertirse.com, no sólo es una re-adaptación de la obra, sino una hibridación compartida con otro clásico navideño: “How the Grinch stole Christmas” escrito por Dr. Seuss en 1957, cuya primera versión con dibujos animados salió en la televisión estadounidense en 1966 y que, seguramente, usted y yo conocemos mejor por la película “The Grinch” (2000), protagonizada por Jim Carrey. También, la obra
de teatro de la compañía poblana, presente ese toque de creación “a lo Disney”, que hace que el producto final sea muy digerible para el público infantil, lo que quiere decir que la obra teatral no tiene ningún elemento que se pudiera considerar “moralmente incorrecto” para nuestros días. Recordemos que mucha de la literatura que se escribía en el siglo XIX y que era destinada a los niños, contenía escenas, diálogos y hasta situaciones que actualmente podrían tipificarse como delitos y crímenes.
La producción de la obra sabe emplear muy bien sus recursos para llevar a las familias una historia rosa; mucho del material original de la obra literaria se cortó o suprimió, para lograr una puesta en escena de tiempo adecuado para que los pequeños se mantengan expectantes.
El personaje de Scrooge en la obra, aunque se nos deja ver que es avaro y egoísta, no proyecta ser un personaje antipático desde el inicio, más bien sólo genera la burla hacia él por su manera de comportase. El ritmo de la obra no da tregua al público, que se la pasa viendo un trabajo lleno de dinamismo, sin verdaderos cambios de escena más que con oscuros cortísimos. Mantiene un ambiente de “ping-pong” durante la obra para que el público no tenga tiempo de pensar en otra cosa. Para mí estuvo bien porque así se mantiene la atención de los niños.
Los nueve actores en escena no se opacan entre ellos, incluso el actor que interpreta a Scrooge no puedo decir que tuviera un levantamiento en escena mayor al de sus compañeros, en ese sentido todos están a un mismo nivel para que nadie, excepto la obra per se, se lleve las palmas al final.
Aquí, nuevamente, regreso a la causa que le da título a esta opinión: hibridación. La primera escena de la obra donde se explica el por qué de ser de Scrooge, para mi fue como ver un sketche de “Una familia de diez” de Jorge Ortiz de Pinedo, con esa esencia cómica, reforzada con la gesticulación de los actores y las situaciones; después vi a la actriz más joven del montaje aparecer vestida de una forma que me evocó a Cindy Lu Who, nuevamente de la película “The Grinch”, pero lo que me hizo ver que estaba en
lo correcto fue en el número musical cuando el antiguo socio de Ebenezer se le aparece en su comercio (no en su casa) y termina cantando el tema característico de El Grinch, por supuesto adaptado ahora para atormentar a Scrooge. Por último el espíritu de apto para toda la familia (muy a lo Disney) hace que la hibridación esté por todos lados.
Todo esto, claro, como adulto es plenamente captado y se agradece esta situación jocosa en la obra. Hay que decir también que si como adulto quieres ir a ver la historia de “Un cuento de Navidad” tal cual lo hemos visto a lo largo de nuestra vida en películas y series de televisión, vas a llevarte una sorpresa porque está muy adaptada la historia en el teatro pero mantiene el espíritu de la obra original.
Algo que para mi gusto sí es una bocanada de aire fresco en la escena poblana, es que los actores cantan en vivo, verdaderamente cantan. Y esto se agradece, porque es un respiro de las incontables obras poblanas en donde sólo hay diálogos o, de manera peor, sólo hay “narraturgia” en escena. No hay que olvidar que es teatro dirigido a los niños y que los números musicales siempre serán muy bien recibidos. Pero creo que si nos decimos artistas innovadores deberían los dramaturgos o directores pensar en cómo poder adaptar más situaciones de canto y divertimento de este tipo en sus obras.
En general considero que la obra cumple su función de divertir y entretener. Divertirse.com, lo sabe hacer y ya es experto en ello. Sabe su trabajo y sabe a lo que le tira. Si como padre quieres llevar a tus hijos a ver teatro puedes hacerlo con ello. ¡Ojo! Este teatro infantil no es una especie de guardería para que como adulto te la pases en el celular o te desentiendas de tu niño. Es para que disfrutes junto con los más pequeños del teatro. Ojalá que muchos más grupos y compañías de teatro poblano le apostaran a montar obras infantiles originales.
Lo malo: el tiempo innecesario y obligatorio de espera en el café del teatro, de 37 minutos, esto para ver si consumías algo. Entiendo que todos deben ganar pero no a costa del tiempo del actor más importante: el público.