CARTELERA
El mundo del cine puede parecer un ente desconocido e incomprendido ante el ojo común, pero la realidad es que posee un sinfín de sentimientos y características únicas que pueden ser admiradas con una buena historia. Una historia con amor.
Al menos eso relata Carlo Corea, cineasta poblano reconocido a nivel internacional, quien ha logrado cautivar a cientos de espectadores con sus trabajos que tienen un toque de amor en cada escena, toma y dirección.
Durante una entrevista realizada en exclusiva con Puerta Escénica Carlo Corea relató cómo fue el proceso para lograr ser uno de los cineastas independientes más reconocidos del estado de Puebla, pasando por una serie de altibajos y decepciones hasta alcanzar el éxito nacional.
Ser cineasta no es tan fácil como parece, mucho menos cuando empiezas en un mundo poco aceptado por la sociedad, tal y como le sucedió a Carlo Corea al terminar la universidad, cuando, como todos los universitarios, quería cambiar los paradigmas de este arte para crear algo puro, sólido y emocionalmente recordable.
El ámbito cinematográfico local muchas veces se mantiene escondido, es decir, no ofrece los impulsos necesarios para que los artistas independientes, que apenas empiezan a crear sus propios proyectos, se sientan apoyados, al contrario, no hay motivante alguno.
Tal y como lo comenta Carlo Corea
Hacer cine en la provincia parecía imposible; tenías una sensación de derrota nacional por los pocos trabajos que se realizaban y por el poco apoyo que existía”.
Sin embargo, por muy tormentoso que se viera el panorama, Carlo Corea encontró el elemento faltante para impulsar los cortometrajes que quería realizar: el amor.
Sí, el amor fue el motor para el cineasta poblano, ya que ‘no se pueden hacer las cosas sin amor’; a partir de que Carlo Corea descubrió que este era la pieza clave para sus cortometrajes, comenzó a diseñar productos enfocados en ‘el corazón del hombre’, lo que llamó la atención de críticos y audiencia poblana.
Pero, ¿Cómo se pone en práctica el amor en los cortometrajes? Carlo Corea afirma que más allá de mostrar una producción que haga reflexionar a las personas que la miran, existe algo importante; busca generar una experiencia sonora y visual, lo cual se logra, según su experiencia, a través de sacando el misterio de todos los temas que planeas tratar.
En palabras del poblano:
Mi cine no es retrospectivo, pero hay que mantener el interés en lo que haces, en tus compañeros; hay que sentir la emoción, el amorcito que tienes por un tema y encontrar el ángulo que quieres presentar en tu cortometraje”.
Eso no es todo, un cineasta necesita compañía para realizar cada uno de los proyectos que se tienen planeados, pero no de cualquiera; Carlo Corea asegura que el séptimo arte se realiza entre amigos, ya que ‘el cine es la forma más elevada de la amistad’.
Fue así que Carlo Corea comenzó a diseñar y plasmar las ideas que tenía para llevarlas a cortometrajes independientes, probablemente por su afición a ser escritor; la Ciudad de México, aun con su gran capacidad para apoyar a nuevos artistas, no era una opción para presentarlos, debido a la competencia que existe en la entidad, sin mencionar las marcadas características que representan a los cineastas capitalinos.
La tarea no fue fácil, conseguir los fondos, capacitaciones en el extranjero (un postgrado en Dirección Cinematográfica en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, España) y proyectos en pausa fueron algunas de las situaciones que Carlo Corea se enfrentó.
Gracias a los cortometrajes galardonados en México y Estados Unidos, como el haber obtenido el premio de Mejor Cortometraje en el 8° Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles por La Cañada (2004), el cineasta poblano se abrió las puertas para cumplir sus sueños.
Entre estos logros se encuentran los diplomados que ha impartido en la Licenciatura en Cinematografía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), carrera que impulsó en la institución.
Sin duda, Carlo Corea aún tiene una gran trayectoria por delante, y aunque por el momento planea realizar algún largometraje sobre las emociones que forman parte de su interior y del mundo que lo rodea, tampoco descarta la posibilidad de convertirse en un reconocido profesor universitario, listo para formar a la nueva generación de cineastas.
Tal y como concluyó el cineasta poblano:
Deseo tener más libertad de creación, hacer cine personal con las condiciones que yo quiera. Tenemos que formar cineastas para el futuro, quiero cambiar al cine y puedo hacerlo siendo maestro, es algo natural para mí”.
Nota por Miriam Valencia